Qué pena por Chávez
Qué pena que los que censuramos a los Estados Unidos por su política exterior –sobre todo en Medio Oriente–, su arrogancia en todos los foros y la índole criminal de sus intervenciones en otros países, “tengamos la obligación”, según el decir de ciertas izquierdas, de simpatizar con ese cachaco llamado Hugo Chávez.
¿Tengamos la obligación? Ah, no. Conmigo no cuenten. A mí el tal Chávez me cae regordo. No por vulgar (que lo es), ni por soez (que lo es), ni por disparatado (que es también), sino porque está construyendo un castrismo del siglo XXI que no engaña a nadie.Vamos a ver. El castrismo del siglo XX es el que don Raúl Castro acaba de describir como un fracaso práctico (leer bien ese discurso: la entrelínea es estupenda). El del siglo XXI es lo mismo pero con petróleo chorreando en avenida y en turbina.Con el petróleo se puede hacer casi de todo, excepto engañar. Chávez quiere hacernos creer que está preocupado por el socialismo futurista cuando lo que está haciendo es calcar el viejo modelo de Fidel, que es el vejestorio estalinista perocon palmeras y morenas guapachosas que hoy jinetean por un par de bluyines.Y ese modelo consiste en levantar el edificio del terror ladrillo a ladrillo, pasito a paso. Hasta que todos vivamos en él. Y cuando eso suceda no habrá jueces que te amparen, prensa que te reconozca un solo derecho, oenegés extranjeras que te pidan una visa, sindicatos que saquen la cara por ti, embajadas que se atrevan, vecinos que te den una mano.No habrá nadie que no sea el Comité de Defensa que te acuse, o el Tribunal Revolucionario que te condene (por desafecto: así lo dice la ley penal cubana). Y no habrá TV –porque estará uniformada, unificada, en cadenas– que pregunte por ti, pobre diablo del Combinado del Este, gusano del campo de reeducación de las Fuerzas Armadas, traidor de La Cabaña, basura burguesa que traicionaste a tu patria (porque tu patria tiene cara y charreteras y se llama Fidel, hijoeputa).El estalinismo consiste en construir el terror. Y hacerlo en nombre de las masas que, más tarde, sometidas al terror que ayudaron a edificar, no podrán protestar por ninguna carencia física ni por el totalitarismo que las asfixia y empobrece: una sola prensa, una sola TV, una sola historia, un solo futuro, un líder solamente, un dios ateo que merece todos los sacrificios de sus creyentes.¿Muy buena medicina y muy buena educación? No es cierto. Yo he visto a médicos jóvenes querer embarcarse por Mariel en busca de un destino menos gris. Y he conversado con chicos del último año de la secundaria de Cuba que no sabían quién era Trotsky y menos quién Bujarin y quién lo mandó matar. ¿Cómo puede haber buena educación sin libertad y en medio de las paporretas más simplonas?El capitalismo es espantoso. Pero el estalinismo (que es el marxismo en la historia) es peor.Yo tenía 20 años en 1968, cuando Velasco empezó su revolución: simpaticé con muchas cosas que se hicieron (como mis entonces amigos Barnechea, Oquendo, el primer Thorndike, Juan Paredes y un prolongado etcétera) pero siempre temí, instintivamente, por el usufructo que de ese proceso pretendía hacer el PC de Jorge del Prado, esa embajada de los tanques soviéticos en Berlín, en Budapest, en Praga.Nunca me he jactado de mis poquísimas virtudes así que tampoco me arrepentiré de mis errores de juventud. Me alegra, en todo caso, pertenecer a la porción de humanidad que no admite que esta sinrazón capitalista prevalezca creyendo que no hay alternativas. Lo que digo es que el estalinismo no es una de ellas. Y lo que puedo decir es que un día visité la República Democrática Alemana y conocí el infierno helado de la autoridad. Orwell había sido un tonto: era mucho más vasto el reino del terror, mucho más completo su papel. Y un día aparecí en Cuba y vi el rostro del miedo en Pablo Armando Fernández, magnífico poeta a quien yo le tenía que dejar una carta de Mario Vargas Llosa. La cara de Pablo Armando también era la del infierno sin resquicios.¿Eso es lo que está queriendo implantar Chávez en Venezuela? No lo dudo. Y quiere que no lo digamos. Y quienes lo sirven quieren que nos callemos, que no seamos peones del imperialismo. Pues no me siento ni soy y no seré peón del imperialismo por decir que Chávez está llevando a su país a una guerra civil.El señor Chávez hostiliza hoy a RCTV porque quiere sacarla hasta del cable, unifica a sus huestes en un partido único mantenido con fondos públicos, crea clientelas agradecidas y cautivas gracias al petróleo y prepara ante el congreso que acapara la ley que decretará que su reelección puede ser ilimitada. Como ilimitado ha sido el mando de ese guerrillero barbudo que a fines de los sesenta nos cautivó con su prédica y su guerrilla libertarias
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