sábado, 29 de noviembre de 2008

COLUMNISTAS DEL DIARIO EL CORREO OPINAN DE PUNO II


Tacnopunoqueguanos y otras peruanadas Debo aceptar que las protestas de los moqueguanos y los tacneños tienen razones racionales -y hasta justas- de ser. También estoy seguro de que ni los tacneños ni los moqueguanos tuvieron nada que ver con los actos criminales de violencia destructiva y criminal perpetrada en esos departamentos (regiones que les dicen).Para comenzar, ya conocemos a los moqueguanos. Si miramos el reloj y las horas en que tomaron el puente Montalvo y los cerros aledaños, todos los moqueguanos estaban practicando su quehacer habitual: la siesta moqueguana, que se inicia después del desayuno y hasta la hora del almuerzo. Luego de almorzar practican la siesta normal hasta las seis de la tarde, para luego ir a sentarse en los bancos de la plaza de Armas.En cuanto a los tacneños, ellos ocupan todo su tiempo libre en ser heroicos, pasear banderas y cantar las sagradas notas. No está en su ser linchar ni saquear, ni incendiar propiedades privadas o públicas. Los tacneños, como los moqueguanos son, en su inmensa mayoría, gente civilizada.
Pero entonces, ¿quiénes coño han sido los subvertebrados que han actuado como la basura que son? Sí lo adivinaron: puneños arreados por la cabronería comunista en un noventinueve por ciento. Y que no se me diga racista: puneño es gentilicio y geográfico. Además, todos los hemos visto en la televisión, enarbolando, única y exclusivamente la ridícula bandera esa a cuadraditos multicolores representativa de los quechua-aymaras. ¿Qué se hizo de la peruana? ¿Y no recuerdan cuando la nación aymara declaró que quería pertenecer más mejor a Bolivia? Son traidores hasta el hueso. Son una metástasis maligna que lleva su contracultura a todos los rincones del país... literalmente hablando: cada esquina es convertida en meadero y cagadero. En Arequipa son muy conocidos los rinconcitos juliaqueños. (¿Es que no nos pueden enviar a su inteligencia? Así son y que alguien se atreva a negarlo. Esos mismos pusieron a la ciudad de Arequipa en manos del hampa durante el tristemente célebre Arequipazo de Guillén Benavides. Y para que no digan que ando generalizando, excluyo de esa canalla, de esa chusma, de esa turba, al gran puneño Federico More y a mis amigos Hugo Zea Barriga (gran investigador y escritor), Magdita Flores, el Chumpi y quizá algunos más. No todos son neandertales.
Periodismo, honor y fútbol:- ¿Merece, realmente, Magaly Medina estar en la cárcel diz que por atentar contra el honor del Guerrero ese que se dice futbolista? No lo creo. Los futbolistas peruanos, ensuciando la gloriosisisisisisisisisisisisisisisisisisísima camiseta rojiblanca, hace muchísimas lunas que perdieron hasta la última molécula de honor y decencia en docenas de canchas en el mundo entero. ¡Suelten a Magaly!Cultura, agricultura y derecho a la propiedad:- Otra de arequipeños. Los mistianos siempre hemos estado muy orgullosos de nuestra bella campiña y de nuestra agricultura con el hermoso sistema de andenerías. Desgraciadamente tenemos una forma absolutamente inconstitucional de conservarla. Las autoridades arequipeñas prohíben a los agricultores que urbanicen sus campos cultivados. En otras palabras, les prohíben disponer libremente de sus bienes. Esas disposiciones van contra la Constitución política del Perú y pueden ser contestadas ante el Poder Judicial con grandes probabilidades de ganar y, encima, sentar precedente.
Y es que nadie puede obligar a que un propietario pierda dinero año en pos de año -si la agricultura no le es negocio- y no poder hacer nada al respecto. Si el agricultor pierde dinero ¿será igualmente delictivo si abandona el campo a su desertificación? ¿No sería esto peor? ¡No sean conchudos, pues! Si las autoridades quieren conservar la campiña, pues exprópienla a precio de mercado y siémbrenla ustedes. ¡Faltaba más!Igual ocurre con el Instituto Nacional de Cultura. Protegen los monumentos históricos de una ciudad a punto de perder su título de Patrimonio Cultural de la Humanidad con el dinero de otros. Si un pobre diablo tiene la mala suerte de ser dueño de, digamos, una casona colonial en el centro de Arequipa, se reventó. Tiene que esperar un terremotón u otra clase de hecatombe para poder disponer de esa propiedad (porque no te pueden obligar a que la mantengas) con la libertad que le concede la Constitución. Sí pues. Si tu casa es declarada monumento histórico y encima no tienes plata, te jodiste. Con mucha suerte quizá la puedas vender (a la décima parte de su precio real), pero no la puedes demoler, ni agregarle habitaciones ni nada de nada. Hay decenas de ciudadanos que tienen que sufrir las consecuencia de esa ley inconstitucional e injusta.Estoy de acuerdo en que debe conservarse nuestro acervo cultural y arquitectónico, pero no con la plata de otros. Si quieres evitar que una casa se destruya, pues exprópiala, conviértela en museo, hotel o lo que sea y se acabó el abuso. O por lo menos -y sólo para comenzar- que al propietario no se le vuelva a cobrar ni un solo impuesto. Ni uno solo. Ni siquiera los que se deben pagar al comprar gasolina, cigarrillos o pasajes de avión o bus. Nada de nada. Además, hacerle un préstamo recontrablando para que la víctima pueda mantener y transformar la casa en algo redituable sin que pierda su valor histórico y artístico.
Hasta más vernos.
ANDRES BEDOYA UGARTECHE
8 DE NOVIEMBRE DEL 2008

ARTICULISTAS DEL CORREO OPINAN SOBRE LA REGION PUNO


Lampa Lampa vale un Perú. Quien va a Puno, además de visitar el lago, sus islas, y la necrópolis de Sillustani, tiene que darse una vuelta por Lampa, que, por alguna razón que desconozco, está fuera del circuito turístico de las agencias. Lampa es la antítesis de Juliaca, esa ciudad parida por el diablo, caótica e insufrible, cuna de contrabandistas, antónima de la estética, antesala del infierno, desde la que se yergue un huachafísimo monumento al carretillero, en la que a uno le asalta la sensación de Richard Kimble, donde lo primero que se piensa al entrar en ella es cómo escapar de ahí. En fin. Decía que, fuera de lampeños y puneños, de este pueblo serrano y acogedor se sabe poco o nada. Entrando en Lampa, bautizada por sus habitantes como la ciudad rosada, uno se topa, efectivamente, con ese color ocre que impregna y baña todas las viviendas, todas, y le da a la localidad cierto halo de nostalgia y un nosequé mágico difícil de olvidar, como si estuviese congelada en el tiempo. Pero la tentación de detenerse se produce en la plaza de armas, exactamente frente a la colonial iglesia de Santiago Apóstol, construida con piedras refulgentes, poseedora de un original techo cubierto de tejas verdes y amarillas, restaurada con dinero del lampeño más notable, Enrique Torres Belón, tenedor de una envidiable fortuna y de un amor sin límites por su pueblo, cuyos restos yacen, junto a los de su esposa y su madre, en un espectacular mausoleo dentro de la iglesia, que guarda además centenares de esqueletos y cráneos, que, según me cuentan, datan de los tiempos de la Conquista. Sin embargo, lo más alucinante de Lampa son las dos réplicas exactas de La Piedad, de Miguel Angel Buonarroti. Una vaciada en aluminio, que está en la cúspide del osario donde está enterrado Torres Belón, y la otra, de yeso, habita en uno de los ambientes de la municipalidad. El molde lo obtuvo Torres Belón debido a sus estrechas amistades con autoridades vaticanas. Lo curioso de la historia es que, luego del atentado que sufriera la original de mármol, que está en la basílica de San Pedro, en Roma, a principios de los setentas, cuando un orate aporreó el rostro de la Virgen con un martillo, ésta pudo ser restaurada gracias a los moldes lampeños. Grande, Lampa. En cambio Juliaca, una caca.

Pedro Salinas.

Publicada el 6 de Agosto 2007

frases..

“el periodismo nace como género literario –siempre lo ha sido– y mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto.”